La forma en que las personas perciben las convocatorias laborales, los empleos, los puestos de trabajo y las organizaciones ha evolucionado; ahora no solo el salario, el horario y la titulación del cargo generan motivación para la vinculación del capital humano, ahora las empresas son escenarios integrales y coequiperos en el desarrollo de las personas tanto dentro, como fuera del entorno laboral.
Es precisamente bajo este fundamento donde debe estar el éxito de las áreas determinadas para la selección y contratación de talentos.
- Se hace fundamental generar relaciones cercanas y realistas aun al finalizar las fases de selección, promoviendo roles activos entre la Empresa y el candidato, consiguiendo que este último se sienta atraído desde el primer contacto, donde su talento sea fácilmente detectado y para el mismo evaluado sea claro el perfil que posee, como el perfil que busca la empresa y el potencial de crecimiento que realmente alcanzará a nivel técnico y como parte de la cultura empresarial.
- Las personas pueden estar mejor conectadas con el proceso de selección si este lo pueden vivir de una forma más humana y empática en cada fase, donde puedan no solo percibir un foco especializado en valorar sus competencias técnicas, sino el gran valor que aporta al mismo proceso su potencial humano integral.
- La experiencia de participar en procesos de selección es un reto de innovación constante para el evaluador, donde atraer el candidato identificando su potencial es un reto de ambas partes, utilizando herramientas de tecnicidad metodológica y agrado práctico en la gestión por parte del evaluado, el cual pueda recordar esta experiencia como satisfactoria, diferente y cercana.
De esta manera el resultado será más que la suma de sus partes, será la posibilidad de identificar su mejor versión, su mayor potencial a futuro y la satisfacción del deber cumplido, la vinculación será con menor riesgo y mayor motivación de cada parte.