“No comunicar es una forma de comunicar”, “Si la empresa no dice lo que es, su competencia dirá lo que no es” y “Todo comunica” son expresiones que escuchamos con alguna frecuencia en el ámbito empresarial frente al tema de la comunicación externa.
Para cualquier empresa, la realidad es la imagen que sus públicos tienen de ella. El posicionamiento de marca se convierte en un activo imponderable en las empresas, un activo estratégico. Las grandes empresas saben de sus beneficios y lo utilizan regularmente. Pero, ¿y qué pasa con las pequeñas y medianas empresas?
Debemos comprender la comunicación en sus dos vertientes: tanto hacia el exterior, para destacar aspectos positivos, desarrollos e innovaciones que llevan mejoras al mercado, optimización de procesos que aumentan la calidad de los productos o servicios ofrecidos; como en el ámbito interno desarrollando técnicas de negociación que sirvan para motivar al personal, mejorar la gestión y evitar conflictos.
Las pequeñas y medianas empresas normalmente asocian todo lo que huele a comunicación y publicidad es un gasto y no una inversión. Incluso, algunos gerentes tienen la sensación de que salir en un medio es sinónimo de conflicto. Es bien cierto que las concepciones contables no dan cabida al manejo de activos intangibles y los gerentes requieren resultados tangibles para mostrar a sus accionistas y dueños. Sin embargo solo aquellos que se arriesgan a diseñar, implementar y verificar una estrategia de comunicación a mediano y largo plazo se han preguntado ¿qué habría ocurrido si no la hubiéramos puesto en marcha?
Los estilos de dirección abiertos y orientados al cliente pasan por informar y comunicar todo cuánto puedan a sus públicos de interés. Los expertos señalan que existen tres tipos de actitudes de las empresas ante los medios de difusión: quienes consideran que lo mejor es el silencio y alejar a los periodistas de la empresa; quienes son partidarios de salir en los medios únicamente para vender algo o para hacer frente a situaciones de crisis; y quienes piensan que la comunicación es un activo más dentro de la estrategia empresarial. El liderazgo tiene mucho que ver con las capacidades de comunicar, transmitir un ideal, ilusionar, crear esperanzas.
El éxito empresarial no solo se mide por la cantidad de unidades del producto que venda, sino que depende también de la imagen que sea capaz de transmitir. Y esa imagen se va construyendo con elementos diversos como una adecuada comunicación, una buena relación con los medios, con las instituciones, una adecuada campaña de publicidad, una buena imagen corporativa… Es decir, una mezcla de comunicación, marketing y relaciones públicas.
El valor de marca es el resultado de excelentes estrategias de comunicación, que por su-puesto se corresponden con experiencias satisfactorias de uso del producto o servicio.
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