Existe diversidad de factores que influyen en el momento en el que los seres humanos toman sus decisiones personales, ya sean de orden externo, o lo que interiormente nos moviliza y le imprime vigor y perseverancia a lo que hacemos.
Sucede en el momento en el que escogemos la carrera que consideramos nos hará “grandes” en la vida y a nivel profesional, con la creencia que en el instante en el que obtenemos un título, nuestro futuro y nuestra felicidad se encuentran aseguradas; pero resulta que curiosamente comenzamos a enfrentarnos a una realidad insospechada, algo que consideramos podría ser ajeno a nosotros.
Nos orientamos por buscar un empleo en el que estamos seguros podremos tener el mejor desempeño por nuestras capacidades intelectuales y habilidades para el cargo como tal, pero lo que desconocemos es que al poder vincularnos laboralmente nos enfrentaremos a un sin número de situaciones que pueden de una u otra forma estropear nuestros planes si no somos capaces de manejar el día a día.
Iniciamos nuestro ciclo laboral con varias expectativas acerca de los retos que como profesionales podríamos tener y de las garantías que nos ofrecen las empresas, pero al comenzar a desempeñarnos vemos que hay factores externos e internos que van saliendo a flote sin darnos cuenta de ello, dándonos cuenta de que probablemente el cargo en el que habías soñado estar, hoy no es lo que esperabas, que la empresa que te dio la oportunidad de mostrarlo todo no es lo que imaginabas y comienza una etapa de crisis laboral, donde las desmotivaciones son cada vez más marcadas.
Es aquí cuando la reflexión entra en juego y hay que pensar y cuestionar que es lo que realmente te hace feliz, si es lo material como un mayor salario, bonificaciones, beneficios o demás, o si se le apunta al desarrollo y crecimiento profesional y personal. Teniendo claro que las personas auto-motivadas son quienes de una u otra manera llagan a marcar la diferencia en las grandes empresas, pues no necesitan de factores externos para hacer su trabajo de la mejor manera y ser exitosos, ya que están convencidos de sus capacidades y poder interior; pero realmente cada uno es el que conoce que lo mueve y cuál es el sentido de estar en una empresa.
No existe mejor situación laboral, que aquella en la que le apostamos toda la motivación, deseo de trabajar y aportar lo mejor de cada uno y el empeño para dar buenos resultados, levantarte y pensar que vas a estar haciendo lo que te gusta y que podrás aportar al crecimiento de una compañía.
Sin embargo las verdaderas razones de permanecer en una empresa son individuales, y hacen parte de las elecciones personales, en las que hay que evaluar riesgos, beneficios, crecimiento, desarrollo, expectativas, capacidades y un sinnúmero más de elementos, que hay que confronta con lo que internamente y externamente nos moviliza, ya que finalmente TÚ DECIDES.
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