“El aprendizaje auténtico no es el que hace sólo adquirir saberes, sino el que hace madurar a la persona, el que hace producir cambios en las actitudes y en la conducta, no se trata de algo acumulativo, sino de algo transformador.”
C. Rogers
Por años la pregunta sobre la eficiencia e impacto de la formación desarrollada en el escenario empresarial, ha suscitado el interés de académicos y administradores quienes desde diferentes enfoques han aportado a la construcción de una respuesta que permita dilucidar cuestionamientos asociados con la pertinencia de los programas, su relación con las necesidades de la organización y las personas que la integran, los métodos, medios y formas utilizados para transferir conocimientos, el modo como en este contexto se concibe la formación y la relación causa efecto entre esta el desempeño y la productividad.
Si bien la requerida respuesta no es concluyente, como no lo es la formación misma, pues de acuerdo con Hans Georg Gadamer1 esta constituye un “proceso constante de desarrollo y progresión de las capacidades y el talento”, lo cual supone una acción viva indefinida en el tiempo y por tanto presente de modo transversal a lo largo de la existencia de cualquier sujeto y en la que están presentes aspectos biológicos, psicológicos, socioculturales y económicos que determinan el proceso formativo en sí, sus objetivos, alcance, desarrollo y especialmente sus efectos; el esfuerzo por cualificar la acción educativa en la empresa y los mecanismos utilizados para medir y explicar los resultados que de ella se derivan, continúa siendo una tarea vigente de la cual emergen nuevos y desafiantes interrogantes sobre cómo hacer de la formación empresarial un medio de desarrollo y transformación fruto del aprendizaje individual y colectivo.
Como un aporte a la mencionada construcción, el presente texto aborda de manera general un componente clave de la formación, la didáctica concebida esta como (…) “la ciencia que estudia el proceso docente-educativo, es decir, que mientras la pedagogía estudia todo tipo de proceso formativo en sus distintas manifestaciones, la didáctica atiende solo al proceso más sistémico, organizado y eficiente, que se ejecuta sobre fundamentos teóricos y por personal profesional especializado: los profesores. En consecuencia la didáctica es una rama de la pedagogía” (Alvarez de Zayas, 2011). Dicho de otro modo y parafraseando al doctor Álvarez, el objeto de estudio de la didáctica es el proceso de enseñanza aprendizaje, y especialmente el modo como desde este se responde a la tarea que le compete a la escuela: “la preparación del hombre para la vida, pero de una manera sistemática y eficiente”.
De acuerdo con los fines que dan sentido a esta breve mirada, se utilizará como recurso la analogía entre la escuela entendida como centro docente y la empresa como un espacio de formación y aprendizaje que en el marco de la producción de bienes y servicios genera, captura y transfiere conocimientos, saberes y experiencias, recursos básicos con los cuales opera el acto formativo, preparando, en la empresa, al ser humano – colaborador para la plena realización de las tareas productivas.
En este orden de ideas, asegurar por la vía de la formación el desarrollo de las capacidades personales requeridas para conseguir los resultados que dan sentido a la empresa, es decir garantizar su efectividad, depende en gran medida de la fundamentación pedagógica y didáctica que se tenga de esta, lo cual supone reconocer el carácter sistémico e integral de enseñar y aprender desde las dimensiones instructiva, educativa y desarrolladora. Como acotación de sentido, conviene precisar la noción de dimensión como aquellas facetas mediante las cuales “el hombre se prepara para interactuar con el medio y transformarlo”.
Citando de nuevo a Carlos Álvarez, la dimensión (…) instructiva, se refiere a la asimilación de un conocimiento y al dominio de una habilidad; la desarrolladora, a las transformaciones que en las potencialidades del modo de actuación queremos alcanzar en las personas; y la educativa, a las transformaciones a lograr en los sentimientos, las convicciones y otros rasgos de la personalidad de los sujetos2 .
Desde esta perspectiva, la efectividad de los procesos formativos en la empresa está supeditada a una concepción de ser humano que se construye a sí mismo, a la par que crea y recrea su realidad de manera permanente, por tanto no podrá entenderse como un sujeto acabado o un depósito del que se extraen capacidades que sirven a los fines empresariales, por el contrario, a una visión más holística del hombre devendrá de este una actuación, en todos los ámbitos en los que se desempeña, más generadora de transformaciones individuales y colectivas que se traduzcan en riqueza, bienestar y progreso.
En el intento de contribuir a la pregunta que inspira el presente y en consonancia con las ideas expuestas, es menester aludir a la ciencia de la didáctica pues la observancia de las leyes y principios en los que descansa constituye un factor determinante en la calidad y valor de la formación, en tanto esta se diseñe y desarrolle atendiendo (…) “el carácter científico y educativo de los contenidos y su asequibilidad, la sistematicidad de la enseñanza y su relación con la práctica, el carácter consciente y activo de los aprendices bajo la guía del facilitador, de la unidad de lo concreto y lo abstracto, de la solidez de la asimilación de los conocimientos y del desarrollo multilateral de las potencialidades cognitivas de los aprendices, el carácter colectivo de la enseñanza y el direccionamiento de las particularidades individuales de los aprendices”3.
Como una función social la educación es una tarea ineludible cuya realización es responsabilidad, de manera compartida, entre todos los actores que integran la sociedad y de forma específica las instituciones que la representan, en tal sentido, a la empresa le corresponde ejercer un rol de contribución a partir del cual la formación del hombre para la vida y con ella el trabajo, se constituya en un círculo virtuoso de beneficios recíprocos sociedad–empresa, y es aquí donde la didáctica cobra relevancia en el proceso de enseñanza aprendizaje para el desarrollo a escala humana, económica y ambiental.
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1Tomado de Teresa Díaz Domínguez. Documento de trabajo Especialización en Formación Empresarial. 2013.
2Alvarez de Zayas, C. M. (2011). La Escuela en La Vida.
3Ibíd. Pág. 75-79
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