Lila Jiménez, Psicóloga consultora
Son muchas las definiciones y los alcances que se le han dado al término conocimiento, por parte de intelectuales de diferentes épocas y latitudes. Para Parménides de Elea, filósofo griego, existían dos formas de llegar al conocimiento, una basada en los datos de los sentidos y la otra basada en la razón; no obstante, el conocimiento, para una organización puede conceptualizarse como un proceso simultáneo de conocer su entorno y de intervenir dinámicamente en este, apoyado en su experiencia y sus habilidades, este proceso incluye sus valores, actitudes y creencias. Por lo que la alta gerencia debe establecer estrategias acertadas en el desarrollo del proceso de creación de conocimiento organizacional, que debe entenderse como la capacidad de una compañía para generar nuevos conocimientos, difundirlo entre sus empleados y materializarlos en productos tangibles o intangibles con un sello propio y diferenciador en el mercado.
Este proceso brinda como resultado al interior de las empresas, la generación de su Capital intelectual que la convierte en una organización genuina, original y generadora de ideas centralizadas desde la profunda necesidad de la empresa.
El proceso de innovación y la gestión del conocimiento cuentan con una correlación tendiente a la mejora, ya que el conocimiento se constituye en una entrada fundamental a este proceso, y a su vez en una salida, debido a que los resultados de innovación son aplicaciones gracias a la generación de nuevo conocimiento, esto no solo apunta a la estrategia financiera de la empresa sino que a la vez empodera y permite que sus empleados puedan desarrollar sus habilidades y conocimientos al interior de esta, generando así fuertes vínculos con el individuo.
Las empresas deben incluir en sus planes estratégicos a su capital intelectual, como el rasgo diferenciador en el mercado, ya que su gestión efectiva, brinda como resultados, prácticas y métodos eficientes de producción, manejo de la información, gestión del talento humano y finalmente un producto con bondades especiales y genuinas.
Dada la importancia del conocimiento, como el elemento más significativo en los sistemas de gestión empresarial, seguido de los recursos económicos, no podemos obviar que la planificación y control de la comunicación al interior de las empresas fortalece los procesos innovadores que inciden en la mejora continua de la empresa; En efecto, los flujos de información depende de la comunicación entre los elementos de los sistemas integrados, mientras que el fortalecimiento de la relación con el entorno se estructura en la cooperación entre estos. Es pertinente anotar que la sola posesión del conocimiento, por muy valioso que este sea, no garantiza a menos que este en armonía con el resto del sistema y su interdisciplinariedad, de igual forma, se puede concluir que la gestión del conocimiento y los procesos comunicacionales son el epicentro de las actividades innovadoras, debido a que estas, las podemos entender como la capacidad de una empresa para generar nuevos conocimientos, difundirlo entre sus empleados y materializarlos en productos y servicios o en mejoras organizacionales. Estas innovaciones no se dan por espontaneidad, sino por la gestión de la alta gerencia, con el acompañamiento de sus colaboradores, a través de políticas y operaciones que dan respuestas eficaces a problemáticas reales y/o potenciales en los procesos.
De este modo para el estudio de los sistemas de innovación es más propicio utilizar un concepto de innovación que incluya los procesos de aprendizaje, por medio de los cuales el conocimiento y las tecnologías son distribuidos de diferentes maneras en distintas áreas de interés. Este planteamiento parte de la idea de que las empresas recurren a las ideas, a través de su “saber hacer” y de las relaciones con sus clientes, proveedores, consultores, universidades, organizaciones financieras y de formación. En este sentido el concepto de aprendizaje se refiere a un proceso colectivo formado por la estructura de comunicación existente entre las áreas de interés y las partes interesadas, donde la organización y sus colaboradores se alinean a una metodología eficaz y lo más importante a una metodología a la que le crean y en la cual participen de manera activa y propositiva.
Para las empresas es necesario establecer un sistema de información eficiente y eficaz donde se identifican las variables exógenas que afectan el desempeño de esta, ya sea por las oportunidades o por las amenazas generadas en el entorno, entre estas variables a considerar son:
- Contexto económico
- Variaciones del mercado y sus necesidades
- La innovación y la tecnología con la que se cuenta
- El Talento humano con el que se cuenta
El conocimiento integral de estas variables, les permiten a las empresas el establecimiento permanente de ventajas competitivas a partir de la generación de conocimiento, contemplando también los riesgos asociados a los procesos.
Es fundamental señalar que la comunicación al interior de las empresas puede acelerar, detener o anular los procesos de innovación y de generación de conocimiento, ya que de la estructura de la comunicación organizacional dependen en gran parte de:
- Entendimiento de las políticas y objetivos de la empresa.
- Establecimientos de rutinas eficientes de trabajos.
- Sistema de documentación de la empresa
- Flujo dinámico de información entre los niveles de la empresa
- Mejoramiento de la curva de aprendizaje.
La gestión del conocimiento se puede convertir en una práctica vital para crecimiento y sostenibilidad del negocio siempre y cuando se ha visto de manera objetiva y contemplando los riesgos asociados del entorno interno y externo de la organización, así como la comunión de las áreas y el impacto estratégico que plantee desde la alta gerencia.