Pasamos más de la mitad del tiempo que estamos despiertos trabajando, lo cual hace que las condiciones laborales sean bastante relevantes en el estado de salud de las personas y aunque las organizaciones tienen mucho que hacer en temas de control de los factores de riesgo a los cuales están expuestos sus trabajadores y promoción de la salud física y mental, la principal fuente de salud de los trabajadores es y será el autocuidado.
La salud en un concepto integral que no puede abordarse de manera aislada en el trabajo. La OMS, Organización Mundial de la Salud define la salud como “un completo estado de bienestar físico, mental y social y no meramente la ausencia de afecciones o enfermedades” y sí que está en manos de cada persona responsabilizarse y desarrollar hábitos que le permitan gozar de bienestar.
El trabajo en si mismo genera altas demandas que pueden hacer que las personas adopten prácticas poco saludables como extenderse en la jornada de trabajo, estar hiperconectados gracias al acceso a la tecnología, alteraciones en la alimentación por largas jornadas sin comer o tipo de alimentos ingieren, el descanso inadecuado y poca actividad física.
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Estas son algunas prácticas que pueden adquirirse y mantenerse para facilitar el bienestar.
- Ejercicio físico: la clave es encontrar una practica que genera disfrute. Partir del autoconocimiento llevará a elegir si disfruta más un tipo de ejercicio solo o acompañado, de alto o bajo esfuerzo, así mismo, la hora más adecuadas de acuerdo a la dinámica familiar. Elegir estos pequeños aspectos facilitará la adquisición de la rutina.
- Alimentación: comprender también que no existen fórmulas mágicas y lo que sirve a una persona no necesariamente es adecuada para otra. El éxito es conocerse, aprender a leerse y si es necesario consultar un especialista, que favorezca la aprehensión de buenos hábitos.
- Meditación: esta es una práctica que para algunas personas requiere persistencia hasta lograrlo, pero que tiene amplios beneficios. Es importante analizar el momento y el tipo de meditación, qué es más conveniente según el tipo de persona. Para esto existen un para sin número de aplicaciones y tutoriales, que puede facilitar tú apropiación.
- Uso del tiempo libre: no se trata muchas veces de cantidad de tiempo, pero sí de calidad. Empezar por revisar en qué se utiliza el tiempo y muy especialmente que beneficios se reciben de las actividades en la que se decide emplearlo. Elegir con base en disfrute y beneficios sea de tipo intelectual, fortalecimiento de relaciones, etc.
- Dormir lo necesario: lo necesario quiere decir lo que es para cada persona; hay quienes necesitan más tiempo que otros. Acá vuelve a estar presente la calidad del sueño y muy especialmente aprender a conocer cuál es el tiempo que requiere cada persona y trabajar por lograrlo cada día.
En definitiva, nadie más que la misma persona podrá hacer de su día a día una fuente de bienestar.