La atracción del talento no es solo cuestión de incorporar una persona que pueda ejecutar unas actividades diarias y lleve consigo responsabilidades dentro de la organización con un título o nombre dentro del organigrama, pues va más allá y parte desde la emocionalidad que se brinda de ambos lados, pues no solo es quien busca el empleado o colaborador, sino también entender aquel lado que busca crecer y emprender en una organización.
Por ende, cuando hablamos de bilateralidad en el proceso de selección, se deben de tener en cuenta varios factores que brindan gran peso a la contratación, y es entender la cultura por la cual esta permeada mi organización, que especificaciones tiene el liderazgo que predomina en el entorno organizacional y como este influye para el desarrollo de labores y empoderamiento de estas.
Ahora bien, es preciso que para que la bilateralidad sea efectiva, las organizaciones deben aprender a conocerse para saber que pueden ofrecer más allá de una oferta salarial, evidenciando una compatibilidad mutua entre empleado y empleador, en donde estén inmersos los intereses de ambas partes y haya utilidad de vertientes significativas en el desarrollo de labor, crecimiento y fortalecimiento de oportunidades, pues debe haber una concepción de importancia para la organización como existe para el colaborador.
Por otra parte y no menos importante, existe la atracción no solo de lo que internamente soy como organización, sino también de como me proyecto en el medio, pues cada vez las empresas trabajan más por tener el mejor talento y esto va ligado también al buen nombre y marca de las organizaciones, pues un simple enunciado en las páginas como “trabaja con nosotros” deja ver el interés que las organizaciones tienen por qué las personas se motiven en pertenecer a su mundo organizacional comprendiendo que también son elegidos.
No solo seleccionamos personas, las personas eligen nuestra organización.