Para nadie es un secreto, que existen diversos factores que influyen en el desempeño y actitud de los colaboradores y por ende el resultado que presentan para la compañía donde laboren; dentro de estos factores se encuentra el social y el familiar, que se podrían ubicar como los dos más importantes y determinantes, que cuando sufren un detrimento conlleva a una calamidad doméstica.
Es por ello que a continuación se describen las implicaciones que tiene el deterioro de estos factores (social y familiar) y cuál es el proceder para los colaboradores y los deberes de las organizaciones a las que estos pertenezcan.
Inicialmente es determinante reconocer que el término calamidad doméstica se entiende como un suceso importante que afecta el desempeño normal de las personas, como lo es por ejemplo, la muerte o enfermedad de algún pariente ya sea por consanguinidad o afinidad.
Lo anterior refiere la necesidad de un vínculo específico para contemplar la calamidad doméstica, lo cual nos obliga a determinar el significado de los términos consanguinidad y afinidad para mayor entendimiento de este proceso.
Consanguinidad hace referencia al vínculo que se presenta en una familia determinado por un lazo de sangre, es decir, una relación natural que se transmite de manera generacional.
Por su parte, el termino afinidad hace referencia al vínculo que se genera por unión civil, es decir, un lazo social que está sellado por un matrimonio o por unión libre.
Como se describe anteriormente, para que legalmente se constituya una calamidad doméstica, se debe presentar un vínculo sanguíneo o afín con otra persona, y cuando se refiere lo legal es porque se contempla en el código laboral, tanto para el colaborador desde sus derechos pero también para el empleador desde sus deberes.
Es ineludible reconocer que cuando son casos que se contemplan en la ley, es obligación del empleador permitir a sus empleados las licencias necesarias para resolver sus situaciones conflictivas o en el más teso de los casos sus duelos.
Pero, más allá de lo legal, es importante conocer que también se presenta un vínculo emocional que influye en las personas, que no necesariamente aplican para una calamidad doméstica, es decir, se presentan lazos con individuos que no ostentan primeros grados de consanguinidad o afinidad y por ello no los contempla la ley, (ejemplo una amistad que se consolidó fuertemente y se considera muy familiar) que al presentar situaciones complicadas causan un dolor profundo que puede repercutir en su desempeño.
Por lo anterior, se hace necesario entender la realidad de cada persona, teniendo en cuenta que el factor social y familiar es de vital importancia para cada individuo que se desempeña en un ámbito laboral y con ello se puede ver permeado su estado anímico y el rendimiento esperado de las personas.
Además, el acompañamiento por parte de compañeros y líderes es sumamente importante, ya que hacen sentir a los demás protegidos y entendidos y con ello puede salvar vidas y disminuir el dolor.
El hecho de permitir a las personas vivir su calamidad y acompañarlas en su dolor, puede actuar como factor motivacional en el trabajo, pues el colaborador que pasa por la situación conflictiva suele entender este convoy como interés y real sentir.
Ahora bien, con lo descrito anteriormente se abren brechas importantes que dejan interrogantes con relación al tema tratado, como lo es el proceder de las personas frente a la calamidad doméstica, preguntas que se intentan desarrollar a continuación.
Veracidad de la calamidad doméstica:
Primero que todo, es importante reconocer cuándo una calamidad doméstica es veraz y comprobable, pues de ello depende el actuar de los empleadores.
Cuando se presenta una calamidad el colaborador debe demostrar a sus contratantes que es cierta, pues puede presentarse que las personas mientan con relación a sus dificultades, por lo que se hace necesario solicitar una prueba contundente que logre certificar dicha dificultad, teniendo en cuenta que la ley otorga una disponibilidad para la solución.
Ahora, es importante no excederse en las solicitudes de comprobantes, pues puede llegar a profundizar el dolor de la persona y generar desmotivación en ella.
Cómo actuar si soy colaborador:
Primero que todo es necesario conocer los derechos que se tienen como trabajador, que justamente se sustentan en el código laboral, pues así se consigue un respeto por ello y un proceder transparente.
Si el duelo no está contemplado por la ley, es decir, la calamidad se presenta con alguien que no esté avalado en el código laboral, se sugiere tener una conversación tranquila con quien es el líder y por ende otorga los permisos, con el fin de expresar la situación actual y llegar a un consenso que permita la licencia para cubrir sus dificultades.
Ya sabemos que en este caso no es obligación del empleador otorgar permisos, pero, si se aborda de buena manera expresándole el sentir y la dificultad presente, justificada con pruebas veraces, muy posiblemente se obtendrá el apoyo y colaboración, sin necesidad de realizar exigencias legales.
Cómo actuar si soy empleador:
Es de vital importancia conocer el código laboral, pues de esta manera se entienden los derechos de los colaboradores y las obligaciones que tiene el contratante, para evitarse líos legales.
Más allá de esto, es importante conocer que el ámbito laboral también tiene su influencia en el factor social y familiar, por lo que en casos de dificultad se sugiere acompañar al empleado.
Para que lo anterior de facilidad de efecto, es importante que el empleador, hasta donde sea posible, conozca el círculo familiar y social de sus empleados, además de la situación actual que presentan, con el fin de facilitar el reconocimiento de las calamidades y su cumplimiento legal y afectivo.
Te puede interesar Nueva Ley de Luto