Por: Andrés Alzate Rincón
El talento para un puesto de trabajo o cargo no es un don innato, sino más bien una conquista, un logro que se realiza a partir del desarrollo perseverante y consciente de las múltiples inteligencias y capacidades que alberga cada ser humano.
Cada individuo cuenta con un enorme potencial por desarrollar, lastimosamente, solo unos pocos consiguen descubrir y despertar esa esencia oculta, transformándola en ese talento que los acerca a su mejor versión.
Esa “mejor versión” es el resultado de un proceso de educación y entrenamiento, de la mano de líderes, comprometidos con cultivar y hacer crecer las inmensas posibilidades que asoman en cada colaborador, en cada persona.
Generalmente es fácil confundir las altas capacidades con el talento, pero no son lo mismo.
El talento es como la ‘inteligencia triunfante’. Es el acto de ponerle valor a lo que una persona sabe, quiere y puede hacer. Dicha capacidad incluye tanto el intelecto, los conocimientos, el físico, las destrezas y las habilidades (aptitudes), como los hábitos y los comportamientos visibles (actitudes).
“El talento es un acto que hace real lo posible”
El talento también tiene otros elementos para materializarse en buenos resultados:
Uno de ellos es el compromiso, que recoge el amor y la pasión por lo que se hace. Que se percibe como la energía dispuesta a una tarea, para hacerle mejor que bien hecha e implica ese “dar un poco más”.
El otro elemento es el contexto o el espacio que facilita que brote dicho talento y que está determinado por la cultura organizacional, el ambiente laboral, la cooperación, la confianza, la exigencia, los principios y valores; y la calidad de los vínculos, de las relaciones y de las conversaciones.
Potenciar ese talento es la principal responsabilidad de la Gestión del Talento Humano para que el esfuerzo, el deseo, la superación y la perseverancia se conviertan en una práctica inteligente, constante y durante el tiempo necesario, para que un individuo pueda alcanzar el dominio en cualquier disciplina y ese talento sea explotado para la satisfacción personal y el beneficio de las organizaciones.