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El salario emocional más allá de la compensación económica

Por: Mónica Mejia
Coordinadora selección Rh Positivo

Hablar de salario emocional es hablar de factores intrínsecos y motivacionales que generan permanencia y estabilidad dentro de una organización, teniendo en cuenta que dicho contexto se vuelve de gran influencia para el desarrollo de varios escenarios y vivencias diarias, puesto que es allí donde pasamos gran parte de nuestro día.

Por lo anterior, es relevante generar un interrogante que nos hará pensar: ¿qué te sostiene y te impulsa a generar permanencia dentro de una organización? Claramente para dar respuesta a este interrogante haremos un recuento de los factores más importante que se evidencian como actores.

Factores no económicos relevantes:

  • Bienestar: Sensación de tranquilidad, comodidad y calma que se experimenta en el contexto en el cual se desarrolla determinada actividad.
  • Reconocimiento: comunicación positiva producto de un buen resultado que se generó de un suceso de esfuerzo.
  • Flexibilidad: generar alternativas para emitir resultados que pueden ir o no ligados al tiempo y sus derivados.
  • Calidad de vida: Integrar, incluir y reconocer cada persona como actor de diferentes contextos, brindándole la importancia necesaria que cada uno de estos necesita para el óptimo desarrollo de actividades.

Ahora bien, para brindarle continuidad y sentido a cada uno de estos factores, es primordial saber que efecto o ganancia genera la aplicación e inclusión de cada uno dentro de las organizaciones, siendo esta el equilibrio sustancial que emite  evolución y reconocimiento del entorno como propio, logrando en los colaboradores una vinculación y compromiso frente a la labor emitida y la ruta de ejecución que se utiliza para llegar al resultado; sin dejar de lado que dicho compromiso proviene de un estado de felicidad y bienestar que se experimenta cuando se correlaciona el contexto laboral con aquellos que se muestran como propios de desarrollo y que impulsan o motivan para el desempeño.

Por último y no menos importante, no podemos dejar de lado el efecto de productividad que obtiene las organizaciones por parte de sus colaboradores cuando estos se empoderan de los procesos o labor que se encuentran a su cargo, producto de la relación de compromiso – efectividad que proporciona satisfacción por la actividad realizada y mejoramiento continuo.