Por: Yuribia Londoño Agudelo
La modernidad llega con escenarios diferentes e innovadores, siendo el componente humano el que permite marcar la diferencia al interior de las empresas, las cuales cada vez más se enfocan en incrementar el nivel de compromiso de sus colaboradores a través de diferentes estrategias convirtiéndose el liderazgo en una de las más fuertes dado que son los líderes quienes con su estilo pueden obtener logros excepcionales en los equipos hacia la consecución de los resultados, convirtiéndose así en Gestores del Cambio.
Por lo tanto identificar los diferentes estilos de liderazgo al interior de la organización, será una labor ardua pero valiosa, en la medida que posibilita enfocar los programas de desarrollo de dicha competencia, hacia al líder que busca la empresa. En este transitar habrá líderes ortodoxos, otros con una mayor apertura al cambio, también pueden encontrarse aquellos que son motivadores, otros son fuente de inspiración para sus equipos y esto por nombrar algunos.
De ahí que el reto sea orientarlos, entrenarlos y movilizarlos hacia el liderazgo de vanguardia que vaya en la misma vía de la modernidad, lo que implica dinamismo, flexibilidad, capacidad de adaptación, mentalidad innovadora, para lo cual tendrán que desaprender viejos patrones y adoptar los nuevos.
Es así que este asunto de la modernidad se convierte en una danza maravillosa que representa desafíos a nivel individual, de equipos y también en el ámbito de la empresa, movilizándonos de la zona de confort a la zona de aprendizaje, en donde a través del desarrollo y adquisición de nuevas estrategias de afrontamiento y de hábitos que se llegarán a adoptar como propios comportamientos y actitudes renovadas logrando de esta manera avances significativos que permitirán pasar a un siguiente nivel.