Por: Claudia Patricia Garcia Franco
Las organizaciones han evolucionado, podría decirse que al mismo tiempo que el ser humano lo ha hecho, su actual enfoque es generar felicidad y satisfacción, buscando rodear al talento humano de un ambiente sano y saludable que promueva el desarrollo tanto personal como profesional.
¿Qué deben realizar las organizaciones para ello?
Para lograrlo se debe estar a la vanguardia en las diferentes tendencias que se observan en el mercado, se deben generar estrategias orientadas a la generación de espacios de esparcimiento que pueden desencadenar la creación de ideas brillantes, que estimulen la innovación, que se usen para construir y fortalecer la inteligencia emocional y desarrollar habilidades sociales que permitan no solo que nuestros colaboradores se sientan mejor, sino también que logremos conectarnos con ellos y mejorar las relaciones interpersonales.
En las nuevas organizaciones el termino jefe desaparece, ahora hablamos de líderes, que empoderan a sus equipos y permiten el crecimiento y desarrollo de las diferentes habilidades y competencias, ofreciendo diferentes retos y acompañamiento durante su gestión.
El ideal es que las organizaciones tengan estructuras basadas en
la confianza, donde las personas asuman grandes responsabilidades y los líderes
hagan parte real de los equipos, fomentando el trabajo autónomo, sirviendo como
facilitadores de los procesos, e impulsando a las personas a tomar mejores
decisiones y así empoderarse sus roles.