Este es un llamado a disertar un poco frente a la alta participación del comportamiento humano cuando de seguridad se trata. Si bien la creación y preservación de espacios de trabajo que sean seguros en su estructura, procesos, procedimientos, herramientas, materiales etc., es responsabilidad de la empresa, es el ser humano que allí laboral, quien finalmente decide su comportamiento de manera consciente o inconsciente.
Teoría tricondicional
Ahí retomo la Teoría Tricondicional del Comportamiento Seguro (Meliá, 2007): para que una persona trabaje segura deben darse tres condiciones: (1) debe poder trabajar seguro; (2) debe saber trabajar y seguro y (3) debe querer trabajar seguro. Las tres condiciones son necesarias y ninguna de ellas es condición suficiente.
Estas tres condiciones a su vez dependen de tres grupos diferentes de factores, pudiendo llegar a ser a la vez este sencillo modelo además del ámbito preventivo en el que hace aportes valiosos, un modelo diagnóstico y de intervención que posibilite planificar la acción preventiva de acuerdo con los factores de cada grupo puedan estar presentando fallas.
En este orden de ideas, es esencial el diagnóstico para poder saber en cual o cuales condiciones hay que actuar en la empresa, o en un área específica de la misma, y de esta manera realizar una correcta planificación de la prevención y para poder ejecutar una intervención que sea eficaz de acuerdo con los hallazgos en cada condición, entendiendo que puede esta triada segmentarse en dos factores: uno técnico y el otro humano.
El querer hacerlo
El interés de este ensayo es profundizar un poco en el aspecto humano específicamente en la tercera condición relacionada con el “querer hacerlo”, es decir, estar motivado a hacerlo, dando logar a aspectos cognitivos, sociales, evolutivos, volitivos entre otros. Es así como la complejidad del comportamiento es susceptible de variación observable y lo preceden asuntos que, relacionados con aspectos internos o externos, son determinantes frente a la actitud, estado de ánimo, posición y decisión consciente o inconsciente que una persona puede tomar frente a su seguridad, específicamente frente a su comportamiento seguro.
De esto existen estadísticas que refieren que en cualquier ámbito laboral y en la vida humana, tráfico, aviación, doméstico, recreación, que sólo un 10% aproximadamente de los accidentes obedecen puramente a factores técnicos. En el otro 90% el comportamiento es siempre causa necesaria, sin la cual el accidente no se hubiese materializado.
Es ahí donde las condiciones anímicas, de atención, motivacionales, emocionales, psicológicas de las personas que están presentes siempre, y se articulan con situaciones particulares como un duelo, una separación, la enfermedad de un ser querido, las condiciones familiares o económicas difíciles, pueden llegar a desencadenar conductas inseguras inapropiadas por descuido, por falta de atención, concentración, de interés en preservar la vida, por exceso de confianza, por creencias que como siempre lo he hecho así y nunca me ha pasado nada…….., entre muchas que pueden pensarse.
Esto nos invita a estar muy atentos a aquellos que nos sucede ya sea interna o externamente, y de manera muy especial a tener cercanía con nuestros equipos, para que por medio de la confianza generada podamos identificar también cuando hay presentes situaciones especiales que requieren del acompañamiento del líder para calibrar bien los estados de las personas y no exponerlas a labores que en ese momento pueden no estar preparadas, así dominen la tarea.