Hoy completamos los primeros 100 días del año. Y aunque no solemos detenernos a pensar en ello, este momento tiene un gran poder si lo usamos con intención.
¿Sabían qué la historia de los “primeros 100 días” se hizo famosa gracias a Franklin D. Roosevelt? En 1933, en medio de la Gran Depresión, el entonces presidente de los Estados Unidos impulsó más de 70 acciones estratégicas en sus primeros 100 días de gobierno, sentando las bases de una transformación nacional.
Desde entonces, esta idea se convirtió en símbolo de liderazgo, enfoque y capacidad de reacción.
Y tú, ¿cómo vas en tus primeros 100 días del año?
Este no es un examen, sino una invitación a hacer una pausa consciente para observar avances, ajustar lo necesario y reconectar con lo que realmente importa.
Lo que hagas a partir de ahora puede marcar una diferencia significativa en tus resultados profesionales y personales.
Te compartimos 10 claves para revisar tu camino y proyectarte con intención para los próximos meses:
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Revisa y renueva tu visión personal y profesional
El inicio del año puede haber traído claridad, pero ahora es momento de actualizar esa visión. Pregúntate:
¿Lo que quería al comenzar el año sigue vigente?
¿Qué cambios han surgido en mis prioridades o contexto?
Escribe nuevamente tus metas, esta vez enfocándote en lo que puedes lograr en el segundo y tercer trimestre del año. Esta hoja de ruta será tu brújula para tomar mejores decisiones.
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Evalúa tu punto de partida
Antes de avanzar, necesitas entender dónde te encuentras. Reflexiona sobre tus logros y desafíos del año anterior y pregúntate: ¿Qué habilidades he desarrollado? ¿En qué áreas puedo mejorar?
Realiza un inventario de tus fortalezas y áreas de oportunidad y siempre explora la posibilidad de obtener retroalimentación de otras personas para identificar cómo puedes mejorar tu desempeño y crecimiento.
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Redefine tus prioridades
Es probable que algunas de tus prioridades iniciales hayan cambiado o necesiten reorganizarse. Elige entre tres y cinco focos principales que te ayuden a avanzar significativamente en tus objetivos.
Ejemplos: culminar un proyecto estratégico, fortalecer una competencia clave o mejorar tu presencia como líder.
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Recalibra tu plan de acción
Ya no se trata de empezar desde cero, sino de reajustar. Define metas claras y alcanzables para los próximos 100 días y diseña un plan con acciones específicas, fechas y recursos.
Divide tus metas en hitos medibles para poder hacer seguimiento continuo a tu progreso.
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Reafirma tus relaciones laborales
¿Con quién necesitas reconectar? ¿Qué conversaciones importantes has postergado?
Invierte tiempo en fortalecer tus vínculos con colegas, jefes y colaboradores. Muchas veces, el crecimiento profesional viene de la colaboración y el intercambio de ideas.
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Reinstala hábitos que te potencien
Si durante los primeros 100 días no lograste sostener hábitos productivos, este es un buen momento para retomarlos.
Pequeñas acciones como planificar tus semanas, revisar tus pendientes con intención o reducir distracciones pueden tener un impacto enorme.
Herramientas como la matriz Eisenhower o la técnica Pomodoro siguen siendo aliadas poderosas.
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Reinicia tu desarrollo personal y profesional
¿Has avanzado en tu formación? ¿Qué te gustaría aprender en este nuevo ciclo?
Busca cursos, mentorías o lecturas que alimenten tu crecimiento. Y no olvides tu bienestar integral: actividades como el ejercicio o la meditación pueden equilibrar tu mente y cuerpo.
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Pon el foco en tu bienestar
Una buena productividad parte de un buen estado físico, emocional y mental.
Evalúa cómo te estás sintiendo. ¿Estás descansando lo suficiente? ¿Estás gestionando bien tu energía?
Incorpora al menos una práctica semanal que te conecte contigo mismo y reduzca el estrés.
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Mejora tu comunicación
La segunda parte del año será más fluida si afinas tu capacidad de comunicarte.
Exprésate con claridad, pide lo que necesitas y da retroalimentación con propósito. La comunicación es una herramienta estratégica para crear relaciones saludables y resultados efectivos.
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Haz pausas de revisión
Agéndate cada 30 días una pausa breve para preguntarte:
- ¿Estoy avanzando en lo que me propuse?
- ¿Qué ajustes puedo hacer?
Las pausas te dan perspectiva. Evalúa lo que funciona y no temas cambiar de rumbo si eso te acerca más a tus metas.
Los primeros 100 días del año ya pasaron. No importa si fueron fluidos, desafiantes o caóticos. Hoy puedes elegir retomar el timón con intención y trazar tu camino hacia lo que aún quieres lograr.
Recuerda que el éxito no ocurre por casualidad: es el resultado de decisiones conscientes y acciones consistentes.