Cuando conversamos de los procesos de formación del talento humano como factor de desarrollo organizacional podemos hablar de:
La competitividad de una organización se articula al mejoramiento de sus componentes, y son las personas: El Talento Humano, las que se convierten en el factor diferenciador y en su activo más valioso.
Es por esto que cada vez más la atención se centra en el desarrollo integral de las personas, que en conjunto representan en esencia el desarrollo de cada organización.
El fortalecimiento de las competencias del Talento Humano se efectúa, mediante la implementación de procesos de formación que deben estar alineados con la estrategia de la organización, con sus valores, con su misión, con su visión y con su cultura.
Dichos procesos de formación, tienen entre uno de sus propósitos la transferencia de conocimientos, tendientes a dinamizar la cultura organizacional y facilitando el logro de los objetivos estratégicos. Lo anterior se complementa mediante la creación de políticas claras para el establecimiento y sostenimiento del sistema de formación empresarial, que permitan la implementación, seguimiento y evaluación de impacto de todos los conocimientos adquiridos, puestos al servicio de la organización.
En la actualidad cobra toda la importancia la formación integral del talento humano, partiendo del acercamiento y comprensión no solo de conceptos técnicos propios de la labor o tarea, sino donde se aborden procesos que “toquen” lo humano, lo permeen, lo transformen.
Es un compromiso real de la organización, el facilitar procesos de formación que mejoren la calidad de vida de su talento humano desde el Ser y desde el Hacer, partiendo de una mirada integral y generando un aprendizaje significativo, es decir, conocimientos aplicables y para toda la vida.
Elaborado por Alejandra Restrepo Hincapié, Ejecutiva de Cuenta Rh Positivo.