Elaborado por.
Isabel Cristina Barrera
Psicóloga Especialista en Gerencia de Salud Ocupacional

Las representaciones sociales referentes a la muerte, encuentran su raíz en un sin número de percepciones sociales y culturales, y es en esta medida que, en el proceso de duelo entendido como dolor, aflicción, sentimiento o demostraciones que se hacen para exteriorizar el sentimiento de pérdida emergen diversidad de manifestaciones que se reflejan en los diferentes ámbitos de interacción de las personas.

En este sentido en los contextos organizacionales, se ha evidenciado la necesidad de realizar una intervención oportuna que permite elaborar de manera positiva la pérdida de un compañero de trabajo.

Desde el quehacer de la Psicología podemos considerar que el microcosmos organizacional, posee un tejido social particular que se une y sostiene por las prácticas culturales de sus integrantes, por el devenir emocional con el que estos alimentan las relaciones y son retroalimentados por ellas, llegando algunas a consolidarse más que otras, al igual que los sentimientos que pueden explorarse más que otros, con el pasar del tiempo laboral.

Es por ello que, cuando un integrante de esta red “ya no está” absolutamente todos se ven afectados, máxime si la ausencia es por muerte sea esta natural o accidental. En consecuencia las relaciones, las personas y compañía se afectan y puede entrar en crisis. De ahí la importancia de contar con un proceso que sea contingente, que permita aflorar miedos, lagrimas, tristezas, entre otras emociones, lo anterior en procura de la salud mental y emocional de los trabajadores.

Adicional, se ha evidenciado la necesidad de generar espacios en las empresas   para que los colaboradores puedan tramitar su dolor, teniendo presente la importancia de lo que implica prestar atención al tema del riesgo psicosocial en las organizaciones, que a su vez puede generar en los afectados, situaciones como: ausentismo, afectación emocional, alteración nerviosa y ansiosa; interfiriendo así, en el normal desarrollo de sus labores en el ámbito organizacional, debido a una pérdida mortal

En este sentido la Doctora Patricia Carvajal de Rocío de la Clínica del Duelo, menciona herramientas que posibilitan la elaboración efectiva de un proceso de duelo:

• No evite hablar del tema.
• Permita expresar sus sentimientos, no importa el que sea, siempre que no dañe al otro.
• En algunos momentos busque estar solo para reflexionar, sin llegar al aislamiento
• Busque a alguien que le inspire confianza y ábrale su corazón.
• Trabaje la espiritualidad por medio de sus creencias o de un guía espiritual, recordando que lo material no es lo único que hay, se debe trascender.
• Cambiar rutinas que se tenían establecidas con el ser querido
• Su familia es una fuente de amor y apoyo; permítales que se acerquen a usted.
• Si cree que lo anterior no es suficiente busque ayuda de un profesional experto en duelo.

En conclusión, lo más importante es no evitar el contacto con el doliente y ayudarlo a buscar un acompañamiento espiritual, a trascender y a buscar algo más que le dé un aliciente para seguir viviendo. En esta medida, el proceso de duelo surgirá de manera espontánea y tranquila, posibilitará una mejor aceptación de la pérdida y en consecuencia, la disminución de efectos en el clima organizacional.