Somos resultado de la historia que nos contaron
En la búsqueda del autoconocimiento y autodescubrimiento nos encontramos con una realidad inminente: Somos lo que hemos vivido. Esto en un principio puede ser obvio y sin ningún tipo de problema, y puede que sea así; que lo que hayas experimentado a lo largo de tu vida y lo que te han enseñado especialmente en la primera infancia sirvió para tener bases y cimentarse con adecuadas estrategias mentales para el afrontamiento de las dificultades o situaciones en la vida; sin embargo, no es la realidad para la mayoría de las personas.
¿Alguna vez te has cuestionado por qué existen familias que repiten las mismas historias?
En ocasiones nos encontramos con familias dónde sus integrantes “casualmente” han repetido una y otra vez la misma historia, como si fuera un remake tras otro (madres adolescentes, esposos ausentes, violencia intrafamiliar, divorcios, etc.) y nos parece curioso pero no ahondamos más a profundidad en esa “casualidad” sin darnos cuenta que nosotros podríamos estar haciendo lo mismo. Y es que es completamente cierta la frase “Quien olvida su historia, está condenado a repetirla” del filósofo español Jorge Ruiz de Santayana, la cuál tiene un impacto y mensaje tan profundo que estas líneas dan la bienvenida a los visitantes del campo de concentración de Auschwitz.
Si comienzas a analizar, lo que te gusta o lo que te molesta seguramente también le gusta o molesta a tus padres, criadores o tu familia en general; por ejemplo: Imaginemos que creciste en una familia donde la música o sonidos muy altos no eran de su agrado, por lo que seguramente desde niño tenías que dormir en lo posible en un ambiente de silencio, sino con cualquier sonido te despertabas o no podías conciliar el sueño de forma correcta. De la misma forma si tu historia fué lo contrario, y te expusieron siempre a música alta, y sonidos constantes, probablemente casi nunca tengas dificultad a la hora de dormir, y puedas hacerlo en muchos momentos independientemente de si el lugar es el más propicio o no para conciliar el sueño.
Coloquemos otro ejemplo: Creciste con una madre o padre alcohólico, lo que trajo experiencias a medida que fuiste creciendo, seguramente muy dolorosas; curiosamente el ser humano ante las circunstancias toma dos vías probables: o te vuelves alcohólic@, pues fué lo que aprendiste, o por el contrario decides no consumir ni una sola gota de alcohol. Esta experiencia a largo plazo se convierte en una herida (sana o abierta) que te hace tomar decisiones a partir de la misma.
Lo que nos duele a cada uno
A partir de las heridas y experiencias que cada uno de nosotros tiene, vemos la vida a través de ese cristal y tomamos decisiones a partir de este, por lo que a veces se nos hace tan sencillo minimizar las heridas de los demás y catalogar su dolor como “exageración y/o necesidad de atención” puesto que no logramos ver a partir de su historia el porqué de su herida, pues la que nosotros cargamos es totalmente diferente.
Una vez entendemos esto, podemos empezar a ser realmente más empáticos con los demás y a tener más respeto por las vivencias ajenas, siendo más compasivos y humanos. En la medida que vayamos adentrándonos en nuestro mundo interior, más sencillo se hará todo este viaje de conocernos a nosotros mismos y, por ende, a los demás.
El autocuestionamiento
El autocuestionamiento es la herramienta más poderosa que podrás usar al momento de auto descubrirte. ¿Cuestionamiento de qué? De todo, de tus gustos, de tus decisiones en la vida, de lo que aceptas o no en tus relaciones interpersonales, etc., esto es vital para llegar a tener la vida como realmente quieres, y llegar a ser feliz en las diferentes esferas de la vida.
Sin embargo, este proceso es una decisión personal, que te inicia en un camino muchas veces doloroso, puesto que te obliga a aceptar en seco como tu historia te ha hecho lo que eres (con sus cosas buenas y malas) y cómo desde el momento en que te conviertes en adulto te toca asumir una posición no de víctima de las circunstancias, sino de protagonista de estas, quien ha aceptado o tomado decisiones que quizá nunca han estado alineadas a lo que realmente eres.
Hay una buena noticia
Una vez inicias el proceso de autodescubrimiento, emprendes un proceso de aprendizaje que impulsa la adquisición y desarrollo de habilidades o destrezas mentales, que se instauran como hábitos de vida enfocados en la conciencia favoreciendo tu salud mental, física y social. Acompañar este proceso con psicoterapia siempre será un acierto, pues a partir de un profesional en salud mental, podrás ir descartando pensamientos, ideas y situaciones que no se alinean a lo que eres o quieres convertirte, haciendo mucho más sencillo todo este camino.
Aprende a conocerte, descubre lo que te hace feliz, identifica tus límites y no negociables en relaciones interpersonales, y empieza a filtrar qué cosas debes empezar a eliminar de tu vida. Descubre tus verdaderos defectos e identifica claramente tus destrezas, ¡atrévete incluso a desarrollar nuevas habilidades! Pero recuerda, sólo intentando vas a obtener resultados.
¡Bienvenidos al camino del autodescubrimiento!
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Libro: Cómo hacer que te pasen cosas buenas. Autor: Marian Rojas Estapé.
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