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¿Y si muere un compañero de trabajo…?

Aunque pueda sonar trillado “la empresa es nuestro segundo hogar”, nuestros compañeros de trabajo se van convirtiendo en miembros de nuestro clan familiar y con ellos vamos generando nexos más allá de nuestras tareas laborales como la confianza y la amistad.

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Esta interacción cotidiana tal como inicia puede terminar y la adaptación frente a estos cambios varía dependiendo de la causa.

Como compañeros quisiéramos que las personas que vemos partir lo hagan voluntariamente o por mejores condiciones de vida y trabajo; pero que pasa cuando la separación es por el fallecimiento de nuestro cómplice, amigo, de nuestro gran compañero de trabajo… Sobrellevar una perdida depende de muchos factores, como la interacción con el fallecido, sí la muerte fue trágica, sí aconteció en el lugar de trabajo, sí fue por enfermedad prolongada, si el último contacto con esta persona no fue agradable, entre otros.

Por estas razones y el impacto emocional, físico, psicológico y social se ha generado una realidad empresarial donde este tipo de situaciones han sido incluidas en los planes de desarrollo organizacional y de crecimiento personal, y aunque se relaciona con la cultura también debe de enfocarse desde el fortalecimiento de estrategias de afrontamiento que permitan adaptarse al cambio de manera paulatina y sana, como se dice “asumir la muerte con resignación” pero entendiendo esta como la capacidad de interpretar la vida y sus acontecimientos desde una mirada que integra a la muerte como parte de la vida misma.

Para manejar estos acontecimientos es preciso recorrer un camino que facilite su proceso de duelo: reconocer la perdida, identificar cuáles son las reacciones  emocionales normales ante el dolor y aceptarlas, (miedo, ira, alivio, vacío, soledad, culpa…), viva el dolor, busque consuelo, permítase un tiempo de adaptación, solicite apoyo, comparta sus sentimientos, rodéese de vida, aproveche los programas de asistencia al empleado, asuma que el duelo es un proceso natural que aunque difícil requiere tiempo.

Pero si el que necesita ayuda es un compañero tenga presente: escuche, aliente, comparta, sea consistente, no juzgue, tranquilice, y sobre todo de un espacio donde el otro desahogue y exprese su dolor que es parte del primer paso de la aceptación.

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