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Lo que no podemos omitir en la evaluación de candidatos en un proceso de selección

¿Como vemos los procesos de selección?

El proceso de selección siempre ha sido concebido como aquel donde una o varias personas que fueron postuladas a un puesto de trabajo son sometidas a pruebas debiendo sortear una variedad de etapas donde se evalúa su idoneidad para ocupar la posición anhelada. 

Ahora bien, un proceso de selección debe entenderse como algo más que una competencia de obstáculos que los candidatos deben aprobar es más una serie de espacios donde se intenta conocer más allá de sus estudios y experiencias laborales, también sus capacidades, expectativas, habilidades adquiridas, motivaciones y demás aspectos que pueden garantizar el éxito o no, de una futura relación laboral.

Es importante comprender que para que una relación laboral sea fructífera y duradera, no solo debemos enfocar la búsqueda en lo que sabe y lo que ha hecho el candidato, al tratarse de seres humanos, es impajaritable considerar otros aspectos que van a ser determinantes para el futuro empleado a la hora que sea necesario tomar una decisión entre quedarse en una empresa o irse para otra.

¿Qué aspectos se deben evaluar y ser determinantes para la elección de un candidato?

Si bien, es natural que queramos que la persona elegida cumpla con los requisitos mínimos de educación, formación y tiempo de experiencia en cargo similares, aquello que no es mencionado generalmente, es en muchas ocasiones lo que puede no funcionar al momento de una evaluación de desempeño o simplemente al evaluar los índices de rotación de una empresa.

Aspectos como las expectativas de la persona que se esta evaluando, las motivaciones que tiene al querer trabajar en la compañía, el momento de su vida en el que se encuentra, aquello que no toleraría en un ambiente de trabajo, las situaciones a las que se ha visto expuesto en empleos anteriores y otros cuantos, deberían ser indagados y puestos en la balanza junto a los requisitos del perfil.

Podemos encontrar personas muy buenas en lo que hacen, muy preparadas académicamente, sin embargo, a veces nos preguntamos ¿Por qué no están más de 3 meses en un mismo empleo?; la razón puede estar directamente relacionada con un missmatch entre su modo de ver la vida y el modo en que las compañías donde han trabajado, ven la vida de sus empleados, en otras palabras, no hay coherencia entre el empleado y la cultura de su empresa.

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Puede ser difícil para el candidato durante el proceso de selección afirmar que su ser coincide con la cultura de la empresa donde quiere laborar, pues en la mayoría de las ocasiones, solo hasta que es vinculado tiene la oportunidad de conocer cuáles son las características, no solo de su empresa, también de las demás personas que se encuentran trabajando en ella.

Aquí es cuando el rol del evaluador toma el papel protagónico, pues tiene la responsabilidad de ver desde un punto de vista analítico, que tanto puede adaptarse la persona a la cultura de la compañía, pues es, en este momento, el único que conoce las características de las personas que encajan y pueden apalancar la consecución de objetivos dentro de la empresa.

Lo importante vs lo indispensable

¿En qué enfocamos nuestras búsquedas? Durante mucho tiempo buscamos personas que cumplieran con un estándar que garantizara el rendimiento del empleado y el logro de los objetivos. Las nuevas generaciones y las situaciones que han puesto a prueba nuestra estabilidad emocional en la ultima década nos han llevado a considerar el empleo como algo que pasa a un segundo plano cuando se habla de sueños.

Ahora encontramos en la mayoría de las personas que buscan empleo o que considerarían cambiar su actual puesto de trabajo, motivaciones y expectativas que van mas allá de un salario que cubra sus necesidades económicas y de un titulo que les brinde estatus.

Estabilidad emocional, seguridad física, horarios flexibles, espacios que permitan compartir con sus familiares, autonomía y otras características que van más allá de lo economico, son ahora más atractivas para los candidatos, incluso, excluyentes a la hora de aceptar una oferta laboral.

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Finalmente, cuando se logran valorar todos los frentes mencionados, cobra relevancia la evaluación psicológica y emocional que realiza el analista de selección, pues en su concepto se relacionaran todos aquellos aspectos del candidato que como persona lo caracterizan y cómo estos pueden hacer match con la cultura de la empresa, complementando las competencias y conocimientos que ya hacen parte de un proceso de selección donde puede articularse el ser con el hacer.

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