Es común que en el rol de consultores de gestión humana nos encontremos con situaciones donde el ingeniero jefe de producción el experto de expertos no sabe cómo abordar al operario de máquina, que durante el último año se ha accidentado más de 4 veces el mismos que siempre está callado y no participa de las actividades con los compañeros, el que de una u otra manera dice a gritos AYUDA; y muchos de los que están leyendo este articulo dirán, ¡Cómo es posible que un líder no sepa que hacer en este caso!
Otros comentaran; fácil, que remita a ese señor a talento humano, allá le solucionan el problema ya sea para darle una charlita, hacerle un proceso disciplinario y en últimas para echarlo. ¿Solucionado, cierto? y es allí justo en ese momento donde muchos harán referencia a la palabra mágica, NO ES MI ASUNTO.
En las siguientes líneas además de citar un caso puntual del apoyo social en el trabajo, hablare de las responsabilidades compartidas que tenemos todos en un contexto organizacional con relación a la salud mental.
Cuando hablo de responsabilidad compartida me refiero no solo al jefe, también involucro al personal de Gestión Humana, personal de SST y Compañeros de trabajo. Ahora; ¡algunos de ustedes pensaran, que absurdo! yo no fui contratado para ser observador de nadie y si, tienen toda la razón, no es el objeto de ningún contrato, porque la labor de observadores activos de comportamiento en salud mental no está, y no será incluido de forma obligatoria en ningún manual de funciones simplemente porque esa labor es implícita en nuestro ser, es un principio humano del cuidado del otro, del ser solidario, de dar apoyo a tareas difíciles ¿cierto?
Es difícil en la medida que seamos más lejanos y acudamos a esa palabra NO ES MI ASUNTO, que más que mágica a mi parecer es egoísta y exclúyete del dolor del otro, aunque en una sociedad como la nuestra debemos tener cuidado al intervenir, ya que existe una línea muy delgada entre lo que significa ayudar y aportar al otro, esto dentro de un contexto psíquico que podemos tratar en un próximo artículo, no obstante, la relación es profunda con la acción que tengamos sobre nuestra propia salud mental y por supuesto hasta donde podemos llegar por el otro.
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En días pasado conversaba con un médico que labora en un hospital muy reconocido en la ciudad de Medellín, en nuestra conversación me indico, que incluyera a los compañeros de trabajo como identificadores de comportamiento relacionados con salud mental, esto dentro de un sistema de vigilancia que en ese momento estábamos construyendo, me pareció extraño, puesto que el común es incluir al jefe y no los compañeros, pero luego del relato que hizo, el impacto fue tan fuerte para mí, que no solo obedecí su indicación como máxima instancia medica, sino que además me ínsito a escribir este artículo.
El doctor N como lo llamare en este artículo, mostraba cierta tristeza al compartir esa historia hablaba de un joven de 26 años a punto de terminar su carrera como contador, oriundo de un municipio de Antioquia a 3 horas de la ciudad, pero como es de saber en nuestro país las oportunidades laborales tienden a darse en las ciudades grandes, hablo desde el imaginario colectivo, pues así migro este joven a la ciudad de Medellín, empezó a laborar en un hospital de la ciudad, viviendo en una habitación solo, poco a poco se fue consumiendo en el encierro, eso sumado a quien sabe que otras cosas más lo llevaron al suicidio.
Antes del hecho, el joven decidió llamar a tres de sus compañeros de trabajo, ninguno contesto, desconozco el motivo por el cual no contestaron, pero si lo hubiesen hecho, hubiese existido una mínima posibilidad de escucharlo y ¿por qué no? persuadirlo a no suicidarse.
“Nos fuimos pues” así empezó su carta de despedida a todos sus conocidos, incluyendo con cariño según el médico N, a sus compañeros de trabajo incluso pidió perdón.
Durante las investigaciones que hacen las entidades pertinentes en los relatos de los compañeros se encontraron aspectos relevantes que nunca “vemos”, por ejemplo: el joven desmejoro su forma de vestir, adelgazo mucho, se notó silencioso en los últimos días y el último día de trabajo se despidió de cada uno con un sentido abrazo, ¿no son esas unas alarmas? No, claro que no podrían decir muchos de los que me leen, pero no, no es así no pretende juzgar por el desconocimiento, todo lo contrario, es motivarlo al mismo.
Concluyo que debemos permitirnos ser más inquietos por la salud mental propia y la de los demás que hacen parte de nuestro contexto laboral y familiar.
En ese sentido tendremos una responsabilidad compartida por la vida.
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