¿Qué es y cómo prevenirlo?
La palabra tecnoestrés fue nombrada por primera vez en 1984 por el psiquiatra norteamericano Craig Brod, época en la que la tecnología no tenía el nivel de protagonismo que tiene actualmente en las personas de todas las edades y clases sociales, además de ser las tecnologías de información una herramienta clave en el ámbito laboral, pues media en gran proporción la comunicación.
Existen diferentes aproximaciones al concepto tecnoestrés, siendo la primera definición dada por Craig Brod: “Una enfermedad de adaptación causada por la falta de habilidad para tratar con las nuevas tecnologías del ordenador de manera saludable», ahora puede entenderse como la incapacidad de gestionar en forma saludable las nuevas tecnologías y la conectividad que estas entregan.
Otra definición reciente la plantean como «cualquier impacto negativo en las actitudes, los pensamientos, los comportamientos o la fisiología causado directa o indirectamente por la tecnología». (Michelle Weil y Larry Rosen)
Existen diferentes tipos de tecnoestrés:
1. Tecnofobia: expresiones asociadas al estrés por la dificultad para adaptarse a cierta(s) herramienta(s) tecnológica(s), teniendo una necesidad adaptarse por exigencias laborales, sociales, familiares, etc.)
2. Tecno adicción: manifestaciones de tipo cognitivo, en el estado de ánimo y altos niveles de ansiedad asociadas a una necesidad constante de “estar conectado”, generando incluso una especie de “síndrome de abstinencia” cuando no es posible hacerlo. Puede entenderse como el exceso de uso tecnológico.
3. Tecno fatiga: puede estar relacionada con la anterior y se expresa en cansancio físico o mental por la exposición permanente a la tecnología. A veces no está asociada a la tecno adicción, porque el exceso en uso se debe a exigencias laborales.
4. Tecno consumismo: dado por exigencias principalmente externas, está relacionado con la necesidad de tener “lo último”, situación que con la velocidad de la tecnología hoy, es utópico.
Algunas manifestaciones del tecnoestrés en las personas son:
- Disminución de niveles de atención
- Dispersión
- Dificultad para concentrarse
- Disminución en la memoria
- Empobrecimiento del lenguaje tanto escrito como verbal
- Afectación en las relaciones por poca interacción en los momentos sociales o familiares.
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Cada persona está llamada a cuidar su salud física y mental, a facilitar su bienestar y a monitorear condiciones que pueden generar sintomatología asociada al estrés. La prevención del tecnoestrés es simple, pero requiere consistencia, porque se traduce básicamente en adquisición de nuevos hábitos o cambio en hábitos que pueden estar altamente arraigados, algunas estrategias personales son:
- Organizar la jornada, enfocándose en la tarea planeada y cerrando ventanas del computador que no estén relacionados con la tarea, además de usar las opciones de silencio o modo avión en los dispositivos.
- Adoptar el habito de hacer pausas activar especialmente de tipo mental para evitar la fatiga cuando existe alta exposición a dispositivos tecnológicos
- Establecer horarios para “desconectarse” del trabajo, usando también las opciones de silencio o modo avión o simplemente aislarse de la fuente para lograr aislamiento, además de facilitar el equilibrio entre la vida personal y laboral.
- Diferenciar las tareas que son urgentes e importantes, con el criterio de priorización o postergación.
- Delegar. El equipo de trabajo siempre será un factor protector por el apoyo que representa, siempre y cuando se cuente con las condiciones organizacionales (claridad del rol, por ejemplo), que facilitar una delegación funcional.
- El dominio de ciertas herramientas o aplicaciones facilita su uso, por lo tanto, disminuye la ansiedad que genera la falta de dominio. Aprender, desaprender y volver a aprender.
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