Es muy normal escuchar hablar del desempleo y de la dificultad que representa encontrar un trabajo para la mayoría de las personas en nuestra sociedad. Sin embargo, no es tan común escuchar hablar acerca de las dificultades por las que pasan los empresarios para encontrar candidatos que no solo cumplan con los requisitos para desempeñar un cargo, si no, también, que se quieran quedar a largo plazo en sus empresas.
A través de los años, hemos observado el cambio de roles que han sufrido los procesos de selección, se han convertido en una negociación bilateral, donde las dos partes, candidato y empleador, tienen propuestas y condiciones que se ponen en la mesa y donde el uno o el otro puede mostrarse interesado o no en lo que se está ofertando.
Ahora no solo la empresa empleadora es quien pone las condiciones para el trabajo, el candidato también se encuentra en una posición de exigencia con respecto de sus expectativas y prioridades personales que se anteponen a las organizacionales.
Lo que esta cambiando
Siempre se ha pensado que es el candidato quien necesita el empleo, y con esa premisa hemos vivido la mayor parte de nuestra historia, convencidos de que aquella persona en busca de trabajo es quien se debe esforzar por obtenerlo.
Actualmente la meta no es encontrar aquella empresa donde pensionarse, como lo buscaban las personas hace una década o más, estamos encontrando cada vez más candidatos que no solo están interesados en encontrar un trabajo, también buscan hacer parte de un entorno que les brinde tranquilidad, seguridad, motivación a retarse según sus capacidades y que finalmente les permita desarrollar todo su potencial sin sacrificar su calidad de vida y la de sus allegados.
¿Que deberían hacer las empresas?
Cuando una empresa inicia un proceso de selección para cubrir una vacante, debe hacerlo de la misma manera en la que sale en búsqueda de sus clientes cuando ofrece sus productos o servicios.
Para llamar la atención de aquellas personas que una empresa quiere para su equipo de trabajo, no basta solo con publicar una vacante y esperar que lleguen las hojas de vida de personas que consideran pueden cubrir esa posición en la compañía; hoy también es importante para los candidatos conocer los beneficios que obtendrían si llegaran a ser elegidos para el cargo.
Es aquí donde inicia la negociación, no es suficiente mencionar el nombre del puesto y el salario a devengar, ahora se vuelve necesario que el empleador ofrezca condiciones llamativas para el candidato más allá de las contractuales, las modalidades de trabajo como el teletrabajo o la posibilidad de trabajar desde cualquier lugar del mundo, se están convirtiendo en grandes motivadores para las personas que buscan un equilibrio entre su vida laboral y personal.
También te puede interesar: Equilibrio laboral y personal: el sueño de todo empleado https://rhpositivo.net/equilibrio-laboral-y-personal-el-sueno-de-todo-empleado/
Ahora es cuando, el candidato también debe ser considerado un cliente, donde la empresa busca cautivarlo con su oferta laboral, esperando que sea lo suficientemente llamativa para que esta persona que tanto requiere para alcanzar sus objetivos decida renunciar a su empleo actual o simplemente elija entre una u otra compañía.
Las personas se han empezado a dar cuenta que la salud mental, el tiempo de calidad con los suyos, las posibilidades de disfrutar de su tiempo libre y tener la oportunidad de seguir formándose, llaman mucho más la atención al momento de conocer las características incluidas en las ofertas de empleo.
Mientras las empresas no visualicen a los candidatos como sus clientes y generen estrategias de atracción y retención de estos, así como lo hacen para ofrecer sus productos o servicios, vamos a continuar encontrando personas que no están interesadas en participar en los procesos de selección, y aún más grave, con candidatos que desertan durante el proceso o incluso a pocos días de ser contratados por una compañía.
Artículos relacionados