Cuando hablamos de cambio hay dos zonas que debemos conocer, la zona de confort que es una zona donde nos sentimos relajados, cómodos y tranquilos, ya que aquí dominamos lo que estamos haciendo, como relacionarnos con las mismas personas o hacer las mismas tareas y actividades en el trabajo.
Más allá de esta zona nos encontramos con la zona de desafío, una zona de incertidumbre porque no conocemos ni controlamos todas las variables, es aquí donde nos encontramos ante situaciones nuevas que requieren nuestra atención y creatividad para poder resolverlas. Por ejemplo, hablar en público para alguien que nunca lo hizo, liderar un equipo nuevo, hablar otro idioma y demás retos que son tan incómodos que nos dan ganas de dejar todo tirado y regresar a la zona de confort, pero si vencemos el miedo podemos aprovechar este espacio, ya que aquí es donde tiene lugar el aprendizaje.
Cuando nos alejamos más de nuestra zona de confort se activan nuestras alarmas porque consideramos el desafío muy alto para nuestras capacidades, pero a medida que vamos aprendiendo nuevas habilidades la zona de confort se agranda, ya que lo que antes nos producía incertidumbre ahora se vuelve conocido y es donde debemos cuestionarnos nuevamente pensando cosas como:
Quiero verme diferente, quiero hacer cosas distintas, ahora que sigue etc.
Allí lo ideal es identificar qué es lo que verdaderamente quieres, cuál es tu sueño pendiente, qué quieres alcanzar y para qué lo quieres; es normal sentirse inseguro, al empezar se siente miedo y fragilidad, pero allí es donde debemos tener claro que puedes dejar de estar cómodo con lo bueno e ir a buscar en ti lo maravilloso.
Te puede interesar Lo que significa Reinventarnos
Celebra cada pequeño logro que vayas alcanzando, paso a paso iras cumpliendo pequeños objetivos que te llevaran a la meta esperada, y es allí donde tienes que volver a preguntarte ¿Qué más? ¿Qué sigue? Volver a desafiarte e incomodarte, no tengas miedo a ser rechazado o a equivocarte, si las dudas asaltan tu mente o el miedo te invade pregúntate ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿pero y si me sale mal? ¿Pero y si te sale bien? Si te gusto la primera vez la próxima te dará menos miedo.
Recuerda que para aprender algo nuevo se necesita mucha práctica, las cosas no pasan por algo, las cosas pasan para algo, pero es tu decisión hacer que las cosas pasen.
Entonces ¿Qué precio le pones a tus sueños? ¡Dale! Todo lo bueno empieza con un poco de miedo, la comodidad nos adormece y si no nos sacudimos se apoderará de nuestros sueños, ten siempre presente que tu futuro depende de tus decisiones, ya esta, aventúrate a vivir y deja de sobrevivir, busca referencia de personas que te inspiren, no de quienes te infunden miedo.
Ponernos metas que nos desafíen a salir de la zona de confort nos dirige a la zona de aprendizaje, si vencemos el miedo y salimos adelante obtenemos la satisfacción personal del logro alcanzado.
Paulo Cohelo decía, “el barco está más seguro cuando está en el puerto, pero no es para eso que se construyeron los barcos”
Te puede interesar Haciéndole frente a la Incertidumbre